MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

NATIVIDAD


Guacamayo

 Se complacían los niños con aquel resplendente amanecer, conque los astros se ponían de acuerdo, para dignificar el advenimiento del hermoso niño que entre dificultades y humildemente con las pajas de un pesebre, nacería para iluminar la humanidad. Ellos, muy poco o nada, sabían de esa historia atiborrada de sufrimientos y persecuciones, menos, que San Francisco de Asís, fuera el creador de la tradición encantadora de reconstruir aquel establo con su vaca y buey, los sobrantes de paja, cuna hosca para tan delicada piel, pero no óbice para iluminar con la primera sonrisa el humilde lugar y el oscuro espacio cósmico.
En los hogares del antañón pueblito, se seguía la tradición y en las salas se le daba vida. Sobre  musgo se esparcían casitas de colores que por dentro se iluminaban; las ovejas pastaban junto a patos que nadaban en el lago de espejo, mientras los soldaditos de plomo, permanecían inmóviles con una mira fija e intrascendente con fusiles que no se dispararon. No podía faltar, la plaza de mercado, la iglesia con la torre elevada, el campesino con el atuendo dominguero, más alto que el templo; arriba en una colina, estaba el aprisco que albergaría la llegada del redentor, rodeado de pastores, con techo de escoba, el buey grisoso y la vaca albina. A lo alto de la techumbre, la estrella dorada que indicaba el sitio en que se hallaba el Mesías.


Familia mejía en noche de velitas 

Siguiendo los destellos astrales, estaban casi a la entrada los tres reyes magos, con indumentaria fastuosa sobre el caminito de arena; por el tamaño, no tendrían cabida para entrar a felicitar a María y San José, los orgullosos padres. Aquel remedo familiar del apoteósico origen, estaba circundado por villancicos entonados por los infantes del sector, apoyados por tapas de gaseosas aplastadas unidas por un alambre, pajaritos de plástico hueco, que se llenaba de agua para imitar los trinos, tapas de olla y uno que otro palo de escoba recortado para tal fin. 24 de diciembre. El niño llegó. Tenían que acostarse temprano, de lo contrario, no encontrarían el traído debajo de la almohada.    

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