MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 4 de febrero de 2015

LA 'CARANGA'


Una historia más que se derrumba

Este animal, es un chinche (insecto hemíptero), que chupa la sangre humana y deja picaduras irritantes; pero de la ‘caranga’ que nos ocupa, es de un adminículo que tenían las rocolas o traga níquel de la antañona Copacabana, causante de más de una refriega entre los contertulios habituales de las cantinas del poblado, quienes venían a ‘desahogar’ sus penas los fines de semana, con embriagantes libaciones de alcohol. Las mesas, se llenaban de cerveza, aguardiente o ron. La música complementaba la estampa etílica con sus sones sentimentales o, tonadas picarescas. Todo marchaba sobre ruedas, hasta que algún parroquiano cansado de oír la misma melodía, le daba por apretar la dichosa ‘caranga’ que tumbaba el disco. Todas las miradas se fijaban sobre el intrépido contertulio que había osado perturbar el ambiente.
La condenada acción de paralizar el recorrido musical, era una ofensa de padre y señor mío; era igual, a mentarle la madre en ayunas a un hijo pródigo. No había tiempo de disculpas. El silencio se rompía con palabras terminadas en uta lanzadas por el ofendido, que más rápido que se persigna un cura ñato, proyectaba botellas y taburetes sobre la humanidad del irreverente  provocador. Se escuchaban alaridos, vidrios rotos y el vibrar de filos de machetes; sobre el piso, quedaban esparcidos runas, sombreros y uno que otro carriel.

Voracidad

Flotaba en el contexto olor a sangre. Se escuchaban pitos de la policía; los noveleros se agrupaban cual moscas sobre algo en descomposición, las viejas corrían despavoridas, mientras en el viejo automóvil, trasladaban al herido; del brazo de dos gendarmes pasaba el agresor camino a la guandoca. Al aire, sonaban las campanas del templo, llamando a la feligresía al rosario vespertino. La calma regresaba a la espera del próximo festivo.  



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