MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 15 de julio de 2015

POR TRECHOS


Todo se ha ido

Es bien raro lo que acontece con la memoria, cuando los años se han venido encima. La bien condenada deja ver con meridiana claridad, por instantes, hechos acaecidos en el ayer, mientras oculta otros, dejándonos una inquietante ansiedad, al no poder continuar de forma armónica, hilvanando los acontecimientos vividos en el despunte ingenuo de un largo camino. Se puede ver una travesura, sentir el temor, no así el castigo merecido. Se observa el regalo, se siente la alegría, pero son difusos los rostros de quienes alargaron sus manos, para darte la felicidad; puede percibirse la frescura del aire matutino, enredado en el indócil  cabello, más nunca, la hora y el día. Patente nos recrea la primera cita escondida detrás de la histórica capilla (derruida por manos impías), con la niña de trenzas y manos temblorosas, pero la nebulosa estela de tiempo, no permite ver a donde fue. Escuchar se puede en la caverna de las añoranzas por instantes, el golpe seco de la bola contraria a la nuestra al volverla trisas, más se pierde en un recodo el rostro y la carcajada del antagonista. Son perversos esos espacios vacíos de la remembranza, crean dolor, angustia y atormentan el embeleso del disfrute de revivir estampas del ayer; es como sí aún libro ameno, le faltaran hojas. Puede ser, que al narrar lo vivido a nuestros descendientes, sin querer mintamos al acomodar los hechos.

Qué estarán pensando

El pensamiento manifiesta con relativa claridad, que aquel hogar estaba sembrado de flores en la parte de atrás, que un día se partió de la ancestral Rionegro, cuna de historia, para llegar a la tricentenaria Copacabana; existe el vacío del cómo y en qué se hizo la movilización. Pasado ese abismo, reaparece otro cuadro en que se ve una plaza empedrada en que campean aves de corral, una fontana con unos patos inertes, que arrojan agua por sus picos de cemento, bordeada de mangas y silencio interrumpido por las campanas sonoras del reloj incrustado en la torre de la iglesia ¡Lo doloroso hoy, es que no recuerdo, lo que pasó ayer!      

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